A.
Experiencias físicas y emocionales que incluyen dolor, ansiedad, palpitaciones, calambres musculares o llanto. Estos episodios pueden llevar a abandonar el entrenamiento e incluso el tratamiento. En algunos casos el entrenamiento autógeno puede inducir incrementos de presión arterial, en estos casos debe haber monitorización psicofisiológica del entrenamiento.