Triste, Erizo fue en busca de conejo para pedirle ayuda. Tenía la esperanza de que él pudiera echarle una mano, pues no tenía púas. ¿Puedes ayudarme, por favor? Le preguntó. Conejo, tomó mucho, mucho aire, pero… Al tener los dientes tan grandes, no pudo inflar el globo. ¡Solo le salía un silbido! Así que Erizo y Conejo fueron a buscar a Ardilla para pedirle ayuda. Esperaban que ella pudiera inflar los globos porque tenía los dientes más pequeños. ¿Nos puedes ayudar por favor? Ardilla, sopló y sopló. Sopló lo más fuerte que pudo, pero no consiguió inflar el globo porque era demasiado pequeña.
Hace mucho tiempo, un viejo camión atravesó el bosque por una carretera llena de baches. Por accidente, una caja se cayó del camión. Erizo, que casualmente caminaba por allí, la vio y decidió cogerla.
Entonces Erizo fue con Conejo, Ardilla y Oso a pedir ayuda a su amigo Búho. ¡El sabría que hacer porque era muy sabio! ¿Puedes ayudarnos por favor? Búho, pensó un instante, tomó el globo y comenzó a soplar… ¡Pero no lo pudo inflar, porque se le escapó de sus plumosas alas!
Cansados y desilusionados, Erizo, Conejo, Ardilla, Oso y Búho, se sentaron junto al lago. De repente, una Rana salió del agua y les dijo: ¡oh… globos! ¿Me dais uno? “Eres demasiado pequeña para inflarlos”, contestaron ellos. Nadie pensó que podría hacerlo, pero para sorpresa de todos… ¡Pudo llenar un globo para cada uno de sus nuevos amigos! Fin.
De camino a casa, Erizo sentía muchísima curiosidad por saber que había dentro de la caja. Cuando al fin llegó a su madriguera, abrió la caja. Para su sorpresa, descubrió que estaba llena de globos de colores. “¡Quiero inflarlos todos!“, dijo. Sopló, sopló y sopló, pero…El globo explotó al tocar las afiladas púas de Erizo!.
Triste, Erizo fue con Conejo y Ardilla a buscar a su amigo Oso para pedirle ayuda. Oso era mucho más grande y seguro que podría inflar los globos. ¿Puedes ayudarnos por favor? Le preguntaron los tres. Oso, se llevó un globo a la boca, pero… ¡Explotó porque era demasiado grande y fuerte!
