Las lluvias torrenciales. Las precipitaciones en las zonas áridas son escasas y cuando la lluvia cae, lo hace de forma torrencial arrastrando la cubierta vegetal.
Incendios y talas masivas.
Mala planificación del crecimiento urbano de las ciudades.
La erosión o procesos físicos y químicos de la naturaleza, que desgastan y destruyen los suelos y rocas de la corteza del planeta.
Sobrepastoreo, que supera la capacidad de renovación de los pastos de una zona.
Malas prácticas en la agricultura, como el abandono de los cultivos, uso de técnicas poco apropiadas, malos sistemas de riego que pueden causar salinización.
Explotación insostenible de los recursos hídricos, como la sobreexplotación y contaminación química de los acuíferos.
La sequía, que se produce cuando las lluvias son inferiores a los niveles normales registrados.
Explosión demográfica o aumento de la población en determinadas zonas del planeta, sobre todo en países en vías de desarrollo que hacen una mala explotación del suelo.
