El Cliente Dominante Creen conocer todas las respuestas, un poco sabelotodo, les encantan las discusiones, son polémicos y pueden llegar a tener un tono agresivo.
El Cliente Impaciente. Mira el reloj con frecuencia y se muestra nervioso, siempre tiene prisa. Tiende a generar incomodidad tanto en quien le atiende como en los que están alrededor.
El Cliente Exigente. Sabe lo que busca y lo que quiere, es concreto y utiliza pocas palabras.
Estilo Sociable. Necesitan saber que otras personas de su grupo también usan ese producto o servicio.
Perciben las cosas como sentimientos o sensaciones. Hablan de manera lenta y con pausas, en un tono de voz bajo acompañado de una respiración abdominal profunda.
El Cliente Desubicado. Puede estar comprando algo poco habitual para él o en un lugar nuevo. Se muestra desorientado e inseguro.
Perciben las cosas como imágenes más que como sonidos o sensaciones. Suelen hablar tan rápido como pasan las imagenes por su cabeza.
Cliente Negativo o Quejica. Puede ser el que se queja por todo. Todo está mal; la atención es insuficiente, los precios caros y el aparcamiento lejos.
El Cliente Indeciso. Es incapaz de tomar una decisión, se interesan por varias cosas a la vez y piden opinión a todo el mundo.
Perciben las cosas como palabras habladas. Hablan a un ritmo normal y suelen utilizar expresiones del tipo “suena bien”, “algo me dice que”, “es música para mis oídos”…
El Cliente Negociador. Negocia con todo, nunca va a perder la oportunidad de sacar un poco más; pagar menos, más tarde, un regalo
El Cliente Amable. Simpático y amigable, suele estar abierto a dar su opinión, contestar encuestas y probar nuevos productos o servicios.
El Cliente Lento. Calmado al hablar y al moverse. Necesita tiempo para reflexionar.
Estilo Analítico. No toman decisiones instintivamente. Necesitan pruebas, hechos, una explicación detallada y documentación.
El Cliente Distraído Parece estar ausente, vaga perdido por el establecimiento y desvía su atención ante cualquier cosa que pase a su alrededor.
El Cliente Conflictivo. Es ese cliente que cumple a rajatabla la ley de Murphy; si algo puede salir mal, saldrá mal… Y, por supuesto, se molestará más de lo razonable para el caso.
El Cliente Reservado. Bien por timidez o por desconfianza, apenas responde a nuestras preguntas y parece no entender lo que se le dice.