2.
"(...) Fernanda, mordida por la envidia, terminó por aceptar el prodigio y durante mucho tiempo siguió rogando a Dios que le devolviera las sábanas. La mayoría creyó en el milagro y hasta se encendieron velas y se rezaron novenarios" (G.G.M. Cien Años de Soledad) El relato anterior, corresponde a un mundo: