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1. Verso
2. Prosa

Qué favor le debo al sol por haberme calentado? Si de chico fuí a la escuela y, de grande fuí soldado, si de casado cornudo y, de muerto condenado ¿Qué favor le debo al sol por haberme calentado?

Cuando dimos la vuelta y tomamos confiados y tranquilos la bella carretera alta, felices por obra y gracia del buen mecánico, entre la fuerte naturaleza rica de junio, yo miré atrás. El mecánico malagueño estaba azul en la gran puerta, las manos a la cintura, acompañando al coche con firma complacencia.

Ayer la vi en el salón De los pintores, y ayer Detrás de aquella mujer Se me saltó el corazón.

Todo es hermoso y constante, Todo es música y razón, Y todo, como el diamante, Antes que luz es carbón.

La imagen del rey, por ley, Lleva el papel del Estado: El niño fue fusilado Por los fusiles del rey.

Me gusta pensar en ti sin nombre ni apellido. Mujer sólo, como la nube es la nube. Corriendo tú en el aire azul, con tu cabello rubio ondeando sobre tu carne blanca y violeta; junto al agua, bajo los pájaros verdes. Mujer sólo, sin señas del ahora, como la rosa es la rosa.

Ese verde escondido en tus ojos, que a veces salía con el sofoco de tu cara, con la emoción o el llanto, es el verde de tu eternidad.

Este es el verdadero río, amor soñado. Tú estás en la nada y yo en la vida. Sólo el tiempo corre entre los dos. La orillas son iguales, pero apenas se ve de la otra, ahora que el río es tan ancho. Pero el río se irá estrechando. Y yo te veré amor soñado, y yo lo pasaré, y me quedaré contigo para siempre.

Pueblo que sabe pensa, pueblo que sabe sentir, pueblo que sabe honrar, pueblo que aspira vivir…

Hay por Sevilla un jirón de niebla que el sol más claro no acierta a disipar. Se va de un lado a otro, pero nunca si quita; algo así como esas estrellas que se ven ante si los ojos confusos. Es Bécquer, ¿Es Bécquer? ¡Es Bécquer!

Yo vengo de todas partes, Y hacia todas partes voy: Arte soy entre las artes, En los montes, monte soy.

Las nubes se asentaron sobre el cielo azul. Lo grandes árboles, fuertes y verdes se asomaban por doquier. Las lluvias ya habían hecho de las suyas. El ambiente tenía un olor a tierra mojada.