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Son palabras procedentes del griego o del latín culto incorporadas al léxico castellano en épocas diferentes, a través de las ciencias, las artes y la literatura, con el fin de designar nuevos conceptos. Estos términos apenas sufrieron cambios o evoluciones porque se introdujeron una vez la lengua ya estaba consolidada. Muchos de los cultismos actuales que se utilizan en ámbitos científicos se han formado a partir de morfemas cultos. Por ejemplo: ecografía (eco “sonido” + grafía “escritura”)

Son palabras introducidas por los pueblos germanos (visigodos, suevos, alanos) a partir del siglo V, referidas principalmente al campo bélico: agasajar, aspa, espía, estaca, galardón, ganar, guerra, guiar, parra, rico, rapar, ropa, rueca, sala, yelmo. También dejaron antropónimos: Alberto, Álvaro, Fernando, Rodrigo, Rosendo, Elvira, Gonzalo, Alfonso, etc., y algunos topónimos: Mondariz, Gondomar, etc.

Están formados por dos palabras (una culta y otra patrimonial) que proceden de una misma palabra latina. Por ejemplo: regula > regla (culta)/ reja (patrimonial).

Traducción literal de un término extranjero por palabras existentes en la lengua. Ejemplos: honeymoon (luna de miel); coach (entrenador); Kindergarten (jardín de infancia); sky- scraper (rascacielos)…

En el año 711 los árabes iniciaron la conquista de la Península. En sólo siete años ocuparon toda la Península. Su influencia fue enorme. El castellano posee hoy unas cuatro mil palabras de origen árabe pertenecientes a numerosos campos semánticos: alfombra, albornoz, almohada, alcalde, berenjena, zanahoria, sandía, alcachofas, alubias, arroz, azafrán, azúcar, aceite... Además, se conservan numerosos topónimos: Alcalá, Madrid, Guadalajara, Medina. Algún antropónimo, como Fátima y expresiones como ojalá.

. Son voces procedentes del francés que se han incorporado abundantemente al castellano en dos épocas: en la Edad Media, a través del Camino de Santiago: batalla, barón (título), ciprés, coraje, hereje, pincel, escote, jamón, joya, manjar, mantel y en el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones: bayoneta, bufanda, brigada, gabinete, espectro, cadete, funcionario, espectador… AMERICANISMOS. Hasta la conquista de América, nadie fumaba tabaco, ni se podían comer patatas, tomates, maíz, cacao, cacahuetes, ni tampoco se podía tomar café, ni chocolate. América aportó muchas plantas y frutos desconocidos por los europeos. El caudal léxico es enorme. Las lenguas americanas que aportan léxico son numerosas. Desde México hasta la Patagonia: aztecas, mayas, aimaras, araucanos, incas, etc.

Son palabras procedentes de las lenguas que hablaban los pueblos que vivían en la Península antes de la llegada de los romanos (218 a.C): iberos, tartesos, celtas, ligures, vascos. Ejemplos: barro, páramo, balsa, losa, arroyo, camino, cabaña, camisa, braga, salmón, cerveza.

Son palabras que tienen su origen en el griego o el latín vulgar y que han experimentado todos cambios fonéticos a lo largo de la historia hasta fijar su forma actual, muy distinta a la de su origen. Por ejemplo: auricula > oreja

Son palabras derivadas del latín que no ha realizado su evolución fonética normal por la presión ejercida desde los ámbitos cultos, especialmente la iglesia. Los clérigos eran conocedores del latín y seguían utilizando estas palabras con su fonética latina. Así, seculus hubiera dado lugar a *sejo (seculo> seg'lo> sieglo>* sejo); sin embargo, la presión culta detuvo la evolución en siglo. O fructus, que hubiera evolucionado a *frucho y se detuvo en fruto.

Préstamos de otras lenguas que mantienen su grafía original, sin adaptarse a la fonética y ortografía del castellano. Ejemplos: golf, hacker, holding, pizza, pack, derby, flash-back, whiskey, vodka, capoeira, kimono… Algunos barbarismos han sido adaptados al castellano: estándar, estrés, carné, bungaló...