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1. 
La posesión de una personalidad nos obliga inexcusablemente a pulirla con esmero y dedicación, corno hace el escultor con su obra. Huyamos del engolamiento, de la altanería que la afea. Mas, al mismo tiempo, la escultura moral de este modo conseguida, no debe ser ocultada con el velo de la insignificancia, fruto de una humildad mal entendida, que impregna de negatividad inoperante la fortaleza positiva de una personalidad satisfactoria. Por el contrario, para la consolidación de nuestra personalidad una cabal y contundente debemos amoldar nuestras actitudes en función del equilibrio, de lo moderado, de la simpatía personal. Todos los extremos son malos. No olvidemos esta sencilla máxima. Debemos enfrentarnos a la vida con serenidad y ponderación, sin pretender ser ni más ni menos de lo que somos. Si trascendemos que sea por nuestra realidad exacta. No debemos dejamos seducir por el rojo vivo ni tampoco por el negro impenetrable. OLESKY, Carlos Personalidad, importancia y simpatía.. La consecución de una personalidad cabal y contundente, depende de:
A.
la dedicación, la serenidad y la ponderación de la conducta
B.
el esfuerzo que ponga al momento de superar a los demás
C.
el esmero con que haga relucir sus capacidades
D.
la iniciativa con que asuma su desarrollo
2. 
La posesión de una personalidad nos obliga inexcusablemente a pulirla con esmero y dedicación, corno hace el escultor con su obra. Huyamos del engolamiento, de la altanería que la afea. Mas, al mismo tiempo, la escultura moral de este modo conseguida, no debe ser ocultada con el velo de la insignificancia, fruto de una humildad mal entendida, que impregna de negatividad inoperante la fortaleza positiva de una personalidad satisfactoria. Por el contrario, para la consolidación de nuestra personalidad una cabal y contundente debemos amoldar nuestras actitudes en función del equilibrio, de lo moderado, de la simpatía personal. Todos los extremos son malos. No olvidemos esta sencilla máxima. Debemos enfrentarnos a la vida con serenidad y ponderación, sin pretender ser ni más ni menos de lo que somos. Si trascendemos que sea por nuestra realidad exacta. No debemos dejamos seducir por el rojo vivo ni tampoco por el negro impenetrable. OLESKY, Carlos Personalidad, importancia y simpatía. ¿Cuál es la consecuencia de cubrir con el velo de la insignificancia a la escultura moral?
A.
Las potencialidades de la personalidad se tornan ineficaces
B.
Los frutos de la persona no se llegan a entender
C.
La humildad del individuo se hace innecesaria
D.
La fortaleza de la personalidad se vuelve satisfactoria
3. 
La posesión de una personalidad nos obliga inexcusablemente a pulirla con esmero y dedicación, corno hace el escultor con su obra. Huyamos del engolamiento, de la altanería que la afea. Mas, al mismo tiempo, la escultura moral de este modo conseguida, no debe ser ocultada con el velo de la insignificancia, fruto de una humildad mal entendida, que impregna de negatividad inoperante la fortaleza positiva de una personalidad satisfactoria. Por el contrario, para la consolidación de nuestra personalidad una cabal y contundente debemos amoldar nuestras actitudes en función del equilibrio, de lo moderado, de la simpatía personal. Todos los extremos son malos. No olvidemos esta sencilla máxima. Debemos enfrentarnos a la vida con serenidad y ponderación, sin pretender ser ni más ni menos de lo que somos. Si trascendemos que sea por nuestra realidad exacta. No debemos dejamos seducir por el rojo vivo ni tampoco por el negro impenetrable. OLESKY, Carlos Personalidad, importancia y simpatía. . El hombre fundamentalmente: debe cultivar,
A.
una personalidad equilibrada
B.
la valoración de su persona
C.
la fortaleza de su carácter
D.
una sincera humildad
4. 
La posesión de una personalidad nos obliga inexcusablemente a pulirla con esmero y dedicación, corno hace el escultor con su obra. Huyamos del engolamiento, de la altanería que la afea. Mas, al mismo tiempo, la escultura moral de este modo conseguida, no debe ser ocultada con el velo de la insignificancia, fruto de una humildad mal entendida, que impregna de negatividad inoperante la fortaleza positiva de una personalidad satisfactoria. Por el contrario, para la consolidación de nuestra personalidad una cabal y contundente debemos amoldar nuestras actitudes en función del equilibrio, de lo moderado, de la simpatía personal. Todos los extremos son malos. No olvidemos esta sencilla máxima. Debemos enfrentarnos a la vida con serenidad y ponderación, sin pretender ser ni más ni menos de lo que somos. Si trascendemos que sea por nuestra realidad exacta. No debemos dejamos seducir por el rojo vivo ni tampoco por el negro impenetrable. OLESKY, Carlos Personalidad, importancia y simpatía.Que una persona se deje seducir por el negro impenetrable, implicaría:
A.
el desprecio de su realidad exacta
B.
que aparenta ser mejor de lo que es
C.
imprudencia en su vida cotidiana
D.
enfrentamiento a la vida con serenidad
5. 
La posesión de una personalidad nos obliga inexcusablemente a pulirla con esmero y dedicación, corno hace el escultor con su obra. Huyamos del engolamiento, de la altanería que la afea. Mas, al mismo tiempo, la escultura moral de este modo conseguida, no debe ser ocultada con el velo de la insignificancia, fruto de una humildad mal entendida, que impregna de negatividad inoperante la fortaleza positiva de una personalidad satisfactoria. Por el contrario, para la consolidación de nuestra personalidad una cabal y contundente debemos amoldar nuestras actitudes en función del equilibrio, de lo moderado, de la simpatía personal. Todos los extremos son malos. No olvidemos esta sencilla máxima. Debemos enfrentarnos a la vida con serenidad y ponderación, sin pretender ser ni más ni menos de lo que somos. Si trascendemos que sea por nuestra realidad exacta. No debemos dejamos seducir por el rojo vivo ni tampoco por el negro impenetrable. OLESKY, Carlos Personalidad, importancia y simpatía.¿Cuál sería el título más pertinente?
A.
La necesidad de una personalidad equilibrada
B.
La vanidad frente a la falsa modestia
C.
La serenidad y la ponderación en las acciones
D.
La posesión de una personalidad moderada