Soy una palabra pequeña pero con un valor muy grande.
Abram dio muestra de mi cuando salió de su tierra como Dios le mandó.
Efesios 2:8 habla de mi como un regalo de Dios.
Estuve con Abel, quien ofreció a Dios lo mejor de sus ovejas.
Estuve con Noé cuando construyó el arca y después subió a ella.
Soy la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve.