¡Todos se burlaban de él y lo llamaban patito feo ¡nadie quería ser su amigo ni jugar con él. No tenía suerte de encontrar un amigo.
El patito llego a una granja donde una mujer lo recogió. El creyó que había encontrado un buen lugar, pero se equivocó porque la mujer era mala y solo quería comérselo. El patito pudo escapar.
Llego el día esperado y los patitos comenzaron a salir de los huevos, finalmente todos se juntaron en el nido para sentir el calor de su mama. ¡Que hermosos eran!
Pero de pronto todos vieron cómo se rompía el último huevo. De el salió un sonriente pato, más grande y robusto que sus hermanos. Todos lo miraron muy asombrados.
Paso el tiempo y el patito seguía muy triste porque estaba solo. Se dio cuenta que nadie lo quería, así que decidió viajar y encontrar amigos que quisieran jugar con él.
Al llegar la primavera el patito fue hacia un estanque y quedo maravillado con unos hermosos cisnes que lo invitaron a nadar. ¡Él no quería ir porque se sentía muy feo y avergonzado!
De pronto, el patito miro su reflejo en el lago y vio que se había convertido con el tiempo en un precioso cisne. ¡Fue así como se juntó con los suyos y vivió muy feliz!
Después de un tiempo llego el otoño, el patito aun buscaba un lugar donde vivir, también tuvo que escapar de cazadores que querían hacerle daño.
Como cada verano, a la señora pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos que siempre eran los más guapos de todos.
