Evitar comentarios que lo hagan sentir agredido.
No mirarlo cuando llega, nos hace una pregunta y le contestamos sin despegar la vista de nuestros papeles.
Perder la paciencia cuando no entiende lo que le estamos explicando.
Tratar a cada cliente como una persona importante, sin favoritismo
Escuchar con toda tu atención.
Negar una petición en tono agresivo.
Repetir con tus palabras lo que entendiste del mensaje del cliente y verificar si es así.
Repetir su pregunta en tono agresivo o malhumorado.
Hacerle sentir que deseas ayudarle.
Cuando tu cliente cometa un error, disminuye su incomodidad con algún comentario que aligere la situación.
No hacer comentarios que lo hagan sentir avergonzado