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Play Matching Pairs

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Las libélulas son, además de hermosos insectos, protectores de los seres humanos.

Cuando dejé el pantano, me di cuenta que mis rescatadores, las libélulas, habían espantado los jejenes que estaban alrededor de mi pelo, brazos y ropa, salvándome de más picaduras. Esa noche, después que llegue a mi casa, caminando, entendí que las libélulas me habían enseñado a tener una actitud diferente hacia los insectos.

Cuando entre por primera vez al pantano, jejenes agresivos comenzaron a volar y a bullir a mí alrededor.

Inmediatamente después de la primera picada, dolorosas ronchas se formaron en mi piel, picándome y punzándome intensamente.

Debido a que las picadas de los jejenes son mucho más dolorosas que la de los mosquitos, me moví rápidamente a lo largo del pantano, tratando de prevenir o evitar la primera picada de estos insectos, los cuales me siguieron dondequiera que me moví.

Entonces, nubes de grandes y hermosas libélulas aparecieron repentinamente brillando con sus colores de arcoíris.

Un día de julio no me percaté que era la estación de los jejenes y decidí dar un paseo por el pantano ubicado en las tierras bajas de Puerto Cortés.

Como devoran jejenes como parte de su dieta, las queridas libélulas atacaron a los jejenes que estaban en mis brazos y mi ropa y se acercaron tanto a mí, que pude ver y oír sus alas transparentes y multicolores.