Se hundió un poco el terreno, y de agua se llenó. Ahí el pequeño pato su casita encontró.
Baja que baja por la montaña, corre que corre por la llanura, y no para de saltar hasta que llega al lago o al mar.
Plana y e extensa, verde e inmensa, ahí se puede sembrar y el ganada podrá pastar.
Litros y litros de agua verás. Es tan salada que nunca la beberás.
Es alta y picuda, todos la pueden mirar. Pero a la cima sólo algunos llegarán.