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Llega Gaitán al edificio Agustín Nieto. El portero le abre la reja y lo felicita por la audiencia de la noche anterior: "Me trasnoché por oírlo, doctor".

...el líder cae sobre el pavimento, boca arriba, sangrando profusamente.

El corazón de Gaitán deja de latir.

Al salir Gaitán a la calle, se oye una detonación.

El carro del Presidente Ospina es alcanzado, de regreso a Palacio, por un grupo de revoltosos que gritan: "¡Mueran los asesinos de Gaitán!".

El policía Efraín Silva toma su segundo pocillo de tinto en el café de Windsor, después de pasar revista al banco de la República.

El policía Efraín Silva intima a rendición a un hombre caído que es arrastrado brutalmente por la muchedumbre.

Incontenible, baja la multitud de los barrios Egipto, Santa Bárbara y El Guavio, dispuesta a vengar la muerte del caudillo.

Un taxi "Roxi" negro pita deseperadamente y vuela hacia la clínica Bogotá, con el ilustre herido. En el carro, el médico Pedro Elíseo Cruz dice a Vallejo: "No hay nada que hacer, ¡nos lo mataron!".

El Presidente Ospina, acompañado de su esposa doña Bertha y un edecán aéreo, sale de Palacio hacia el coliseo de Ferias, para visitar la exposición equina.

Rápidamente dos detonaciones más. El hombrecillo vestido pobremente, en posición de experto tirador, dispara su revólver. Gaitán gira sobre sí mismo, trata de mantenerse en pie...

En el batallón Guardia Presidencial el teniente Silvio Carvajal se retira a reposar, mientras la tropa toma el almuerzo. El capitán León, comandante de la unidad, sale a almorzar a su casa en Fontibón. Gaitán, acompañado de Mendoza Neira, Cruz, Padilla y Vallejo, sale de su oficina a almorzar en el hotel Continental. Su secretaria le dice: "Cuídese, doctor" ¡Y él le responde: "Déjese de pendejadas!."