Aunque la mona se vista de seda, mona se queda
Cada loco con su tema y cada lobo por su senda
No hay peor ciego que el que no quiere ver
Crea fama y échate a la cama
Al mal tiempo buena cara
En boca del mentiroso, lo cierto es dudoso
El que mucho abarca poco aprieta
A palabras necias, oídos sordos
Al pan, pan y al vino, vino
De tal palo tal astilla
Hay que aprender a recibir las palabras que nos hacen bien y dejar ir inmediatamente aquellas palabras que buscan hacernos daño.
Enseñar a las personas a no meterse en la vida y las cosas de los demás, especialmente cuando es con ánimo de criticar.
El que quiere hacerlo todo, al final no hace mucho.
Nos enseña que cada una tiene cosas de donde viene, es decir, de nuestros padres. Los comportamientos, los gustos, las afinidades, los talentos o los vicios también se pueden heredar.
Aunque tratemos de aparentar otra cosa, seguimos siendo lo que somos en nuestra esencia.
Estamos queriendo llamar las cosas como son, sin rodeos ni muchas vueltas.
No perder la sonrisa a pesar de las malas circunstancias.
Para bien o para mal, con un mínimo acto que dé para hablar, es posible que la gente te recuerde siempre por eso, sin que tú hagas algo más.
Cuando una persona miente muy seguido, cuando dice la verdad no se le cree.
Muchas veces tenemos la verdad delante de los ojos y aún así no la vemos porque preferimos evitarla. De esto trata este refrán corto.