MUJERCILLA/ABUELA
¡Nunca he visto telas tan espléndidas! ¡Jamás!, ¿De dónde las has sacado? Lo único que he hecho ha sido cerrar los ojos un momento para secarme las lágrimas con mi pañuelo y cuando los he abierto de nuevo, ¡aquí estaban!
SUSI
No sé, pero apuesto que mi abuelita ha tenido algo que ver en todo esto
MUJERCILLA/ABUELA
Nunca le podré confeccionar el vestido más bonito de todo el país de las hadas. La princesa bailará toda la noche luciendo el vestido más precioso que haya existido jamás.
También estoy en deuda contigo. Tú fuiste la primera en ayudarme. Me gustaría mucho que asistieses al Baile de Mayo.
NARRADORA
Muchas gracias. Me encantaría. No quería herir los sentimientos del sastre, pero sabía que no podría acudir a aquel baile... ¡Era demasiado alta para ir a un baile de hadas!
MUJERCILLA/ABUELA
Bueno, ahora debo ponerme manos a la obra con el vestido.
¡Hasta esta noche!
NARRADORA
Susi entró en la casa de nuevo. Su abuelita estaba tejiendo junto a la chimenea, como de costumbre.
Susi le preguntó si todo aquello no habría sido más que un sueño.
NARRADORA
Pero todo parecía tan real... ¿Cómo podía haberse imaginado su encuentro con un sastre de hadas en el jardín? ¿Y qué decir del hechizo de su abuelita?
NARRADORA
Aquella noche, tumbada en su cama, Susi se preguntaba si las hadas irían a celebrar de verdad un baile. ¡Le encantaría asistir! Entonces le pareció oír que alguien llamaba a su ventana.
NARRADORA
¿Era la costurera de las hadas a quien veía del otro lado del cristal? ¿O eran sólo imaginaciones suyas? En medio de la noche, se despertó sobresaltada. A los pies de su cama se oían unos chasquidos.
SUSI
¿Eres tú abuelita?
MUJERCILLA/ABUELA
Sí, querida. No podía dormir y he venido aquí a tejer un poco. De repente, las agujas han empezado a tejer solas, así que he sabido que había llegado el momento de formular un hechizo. Cuéntame tu deseo, Susi.
MUJERCILLA/ABUELA
Sí, querida. No podía dormir y he venido aquí a tejer un poco. De repente, las agujas han empezado a tejer solas, así que he sabido que había llegado el momento de formular un hechizo. Cuéntame tu deseo, Susi.