El lenguaje es sencillo, pero elaborado y elegante. Se adapta al estrato social del personaje, habla como lo haría en la vida real, y por eso en las novelas regionales se incluyen las peculiaridades fonéticas o lexicales del pueblo, incluso modismos, refranes o expesiones vulgares.
El narrador es parte fundamental de la novela realista: cuenta la historia desde fuera, usando la tercera persona, narra todo lo que les pasa y todo lo que piensan los personajes. Este tipo de narrador se conoce como narrador omnisciente.
Mediante la técnica del estilo indirecto libre, el narrador se mete dentro de la mente de los personajes y explica lo que ven y lo que piensan. Es un modo ingenioso de mostrar la realidad desde diferentes puntos de vista.
A través del monólogo interior, el autor nos presenta los pensamientos de sus personajes, tal y como les brotarían de su interior. Las descripciones larguísimas y detalladas de objetos, ambientes y personajes son minuciosas. Además, el realismo prefiere la frase larga y cargada de oraciones subordinadas.