La tecnología ha venido
avanzando a pasos agigantados, la vida cada vez es más agitada, la cantidad de
información que se genera a diario es inimaginable, las condiciones en los
diversos contextos locales, nacionales y mundiales han cambiado, implicando nuevas
exigencias, sin embargo en el ámbito de la educación, que corresponde al
soporte para la formación o preparación de ciudadanos competentes y útiles para
la construcción de la sociedad productiva se ve quelas metodologías, los
procesos, las estrategias han quedado rezagadas, pretendiendo aplicar los
mismos estándares de hace décadas, los mismos modelos, aunque con diversas
tecnologías, tanto así que en muchos casos se ve que se ha reemplazado el
antiguo sistema de filminas, de diapositivas de transparencias, de acetatos,
por una computadora, PowerPoint y un videobeam, en el mejor de los casos, pero
con la misma rutina, con el mismo proceso.
La tecnología cambia, el
mundo cambia, pero a nivel mundial parece vivirse el mismo fenómeno de que los
docentes no quieren cambiar, no quieren modernizarse, no desean salir de su
zona de confort porque en ella se sienten seguros, se sienten líderes del
proceso educativo, con el control total que no quieren perder, generando así
resistencia al cambio, oposición al uso de las TIC en procesos formativos.
La tecnología no es más que
una herramienta, pero se requiere de personas idóneas para aprovechar tal
herramienta en pro de mejorar la eficiencia en todo tipo de procesos,
incluyendo los procesos formativos, pues buenos docentes desarrollan buenos
procesos, mejorando tales procesos con el apoyo de las TIC, sin embargo malos
docentes, aún con herramientas tecnológicas, seguirán siendo malos docentes.