La Virgen María, Madre de Cristo y de la IglesiaOnline version
Se presenta el tema: La Virgen María, Madre de Cristo y Madre de La Iglesia.
1
El anuncio del Angel Gabriel a la Virgen María
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por
estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir
en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El
será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino
no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no
conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será
santo y será llamado Hijo de Dios.» Dijo María:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola
se fue. (Lc 1, 26-35.38). Que
Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo significa que la
Virgen María concibió al Hijo eterno en su seno por obra del Espíritu Santo y
sin la colaboración de varón: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti» (Lc 1,
35), le dijo el ángel en la Anunciación. (CCIC 94). "La Iglesia en
la Santísima Virgen llegó ya a la perfección, sin mancha ni arruga. En cambio,
los creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la
santidad. Por eso dirigen sus ojos a María" (LG 65): en ella, la Iglesia
es ya enteramente santa. (CIC 829).
La
Iglesia llama «Encarnación» al misterio de la unión admirable de la naturaleza
divina y la naturaleza humana de Jesús en la única Persona divina del Verbo.
Para llevar a cabo nuestra salvación, el Hijo de Dios se ha hecho «carne» (Jn
1, 14), haciéndose verdaderamente hombre. La fe en la Encarnación es signo
distintivo de la fe cristiana. (CCIC 86). Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de
gracia y de verdad. (Jn 1, 14).
2
María es verdaderamente Madre de Dios
María
es verdaderamente Madre de Dios porque es la madre de Jesús (Jn 2,
1; 19, 25). En efecto, aquél que fue concebido por obra del Espíritu Santo y
fue verdaderamente Hijo suyo, es el Hijo eterno de Dios Padre. Es Dios mismo. (CCIC
95). Tres días después se
celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda
Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda,
le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado
mi hora». Dice
su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí seis tinajas de piedra,
puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las
tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala».
Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba
de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían),
llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos,
el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora». Así, en Caná de Galilea, dio Jesús
comienzo a sus señales. (Jn 2, 2-11). Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María,
mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella
al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el
discípulo la acogió en su casa. (Jn 19,
25-27). A la Virgen María se le rinde un culto
singular, que se diferencia esencialmente del culto de adoración, que se rinde
sólo a la Santísima Trinidad. Este culto de especial veneración encuentra su
particular expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y
en la oración mariana, como el santo Rosario, compendio de todo el Evangelio. (CCIC
198). Por su total adhesión
a la voluntad del Padre, a la obra redentora de su Hijo, a toda moción del
Espíritu Santo, la Virgen María es para la Iglesia el modelo de la fe y de la
caridad. Por eso es "miembro supereminente y del todo singular de la
Iglesia" (LG 53), incluso constituye "la figura" [typus]
de la Iglesia (LG 63). (CIC 967).
3
La Virgen María fue llevada en cuerpo y alma al cielo.
La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su
vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, en donde ella
participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la
resurrección de todos los miembros de su cuerpo. (CIC 974).
"Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva
Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con
respecto a los miembros de Cristo (Credo
del Pueblo de Dios, 15). (CIC 975).
Pero
su papel con relación a la Iglesia y a toda la humanidad va aún más lejos.
"Colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su
obediencia, su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida
sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra madre en el orden de la
gracia" (LG 61). (CIC 968).
A
lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María
"llena de gracia" por Dios (Lc 1, 28) había sido redimida desde
su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado
en 1854 por el Papa Pío IX: «... la bienaventurada Virgen María fue
preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de
su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención
a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano (Pío IX, Bula Ineffabilis
Deus: DS, 2803). (CIC
491).
"Hacerse niño" con
relación a Dios es la condición para entrar en el Reino (cf. Mt 18,
3-4); para eso es necesario abajarse (cf. Mt 23, 12), hacerse pequeño;
más todavía: es necesario "nacer de lo alto" (Jn 3,7),
"nacer de Dios" (Jn 1, 13) para "hacerse hijos de
Dios" (Jn 1, 12). El misterio de Navidad se realiza en nosotros
cuando Cristo "toma forma" en nosotros (Ga 4, 19). Navidad es
el misterio de este "admirable intercambio": «¡Oh admirable intercambio! El Creador del
género humano, tomando cuerpo y alma, nace de la Virgen y, hecho hombre sin
concurso de varón, nos da parte en su divinidad» (Solemnidad de la Santísima
Virgen María, Madre de Dios, Antífona de I y II Vísperas: Liturgia de
las Horas). (CIC 526).
4
Dios se hizo Hijo del Hombre por amor a la humanidad
5
El anuncio del Ángel Gabriel a la Virgen María
6
María es Madre de la Iglesia, representada en San Juan
7
El dogma de la Inmaculada Concepción de María
|