🌲 El bosque mágico🌲

Martín era un niño curioso y valiente que vivía cerca de un bosque muy grande. Cada mañana, se levantaba temprano, preparaba su mochila con bocadillos, su libreta de dibujos y una linterna por si se hacía tarde.

Un día soleado, mientras caminaba entre los árboles, Martín vio algo extraño: ¡huellas pequeñas y brillantes en el suelo! No eran huellas de pájaro, ni de ardilla... eran redondas y dejaban un leve brillo sobre las hojas secas.

Sin pensarlo dos veces, decidió seguirlas. Caminó y caminó, hasta llegar a un claro escondido entre los árboles, donde nunca antes había estado. Allí encontró un tronco enorme con una puerta diminuta. Martín se agachó, tocó la puerta y esta se abrió sola con un suave chirrido.

Al entrar, descubrió una sala llena de luz. Había libros que volaban, plantas que cantaban y duendes diminutos que reían y saltaban entre las hojas. Uno de ellos se le acercó y dijo:

—¡Hola, Martín! Te estábamos esperando. Solo los niños con corazón valiente pueden encontrar este lugar.

Martín no podía creer lo que veía. Pasó toda la tarde jugando con los duendes, aprendiendo palabras mágicas y escribiendo lo que vivía en su libreta.

Cuando el sol empezó a esconderse, uno de los duendes lo llevó de regreso a la puerta mágica. Antes de despedirse, le dijo:

—Este bosque siempre estará aquí, pero solo podrás volver si sigues creyendo en la magia.

Martín regresó a casa feliz, con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de emoción. Desde ese día, cada vez que entraba al bosque, miraba con atención... esperando encontrar, una vez más, la puerta del bosque mágico.