En 1307 el rey francés Felipe IV, harto de la dependencia económica que tenía hacia la orden por la gran suma de dinero que debía, decidió acabar con ellos. Se reunió con el papa Clemente V para emitir una bula papal por la cual se encomienda a todos los reyes cristianos de Europa, a detener a todos los caballeros templarios. Transcurrió poco tiempo hasta que la gran mayoría de los templarios fueran arrestados, torturados y quemados en la hoguera, acusados de herejía y sacrilegio entre otros motivos. En 1314, Jacques de Molay fue arrestado. Tras un intento fallido de fusión y sumisión de la orden al Rey Felipe IV, el Papa Clemente V presionado por el monarca francés, disuelve la orden. Jacques De Molay fue torturado durante días bajo la acusación de sacrilegio y herejía. A pesar de declararse culpable en un primer momento, se retractó más tarde.
En 1314, De Molay, último Gran Maestre de la Orden del Temple fue quemado vivo frente a la Catedral de Notre Dame, no sin antes lanzar una maldición:
«¡Pagarás por la sangre de los inocentes, Felipe, rey blasfemo! ¡Y tú, Clemente, traidor a tu Iglesia! ¡Dios vengará nuestra muerte, y ambos estaréis muertos antes de un año!».
En el plazo de un año, el papa Clemente V falleció. Meses más tarde lo hizo Felipe IV por un accidente de caza y su consejero real Guillermo de Nogaret envenenado.