El asesor
es
el responsable, de conducir al grupo mediante el análisis, la reflexión, la
síntesis y la toma de decisiones, al logro de los objetivos. No se puede
discutir un tema o situación sin saber para qué se discute y qué se quiere
lograr con ello. De ahí que el coordinador debe conocer muy bien el tema y
mostrar una posición definida. Sólo así
logrará que el grupo alcance los objetivos previstos.
Se
ha dicho muchas veces que el éxito de un coordinador tiene que ver con su
capacidad de pregunta oportuna, tanto o más que su capacidad de respuesta. Y es
lógico porque en un proceso participativo y dialógico la respuesta se va
encontrando a partir de los conocimientos del grupo y de los nuevos
conocimientos que se le ofrecen.
También
tiene que saber opinar, dar su punto de vista y plantear su posición cuando sea
necesario y oportuno. Efectivamente, guardando el ritmo y el progreso del
grupo, el coordinador se compromete y forma parte de la dinámica del grupo y de
su proceso.
Un
coordinador debe ser sencillo y amistoso, es decir; un compañero. El
coordinador se verá fortalecido cuando logra identificarse como un compañero,
como el mejor, si se quiere, como el más comprometido, el que sabe y debe
propiciar que los demás sepan, el que representa la verdadera autoridad que es
firme y que es respetada porque es fraternal.
El
gran reto está en saber manejar la profundidad del pensamiento; con sencillez,
sin usar, o mejor dicho, sin abusar de términos y conceptos complicados e
ininteligibles para los grupos. No se trata de caer en simplismos o
generalidades sin decir nada, sino; buscar, explicar, desglosar, desmenuzar los
contenidos complejos usando sinónimos y ejemplos hasta lograr que mediante un
lenguaje sencillo coloquial, la idea sea comprendida y por tanto el concepto. –
Si así se hiciera necesario, incorporado y apropiado al léxico del grupo. – De
ahí que el coordinador debe estar muy atento a no descuidar toda esta gama de
elementos de comunicación.