San Petersburgo, 1882-La Haya, 1931
Figura mítica del ballet clásico, sigue siendo tan recordada como admirada. Fue una de las primeras grandes damas del ballet, y de su trayectoria profesional destacan tanto sus interpretaciones como el afán por llevar este tipo de danza a cualquier rincón donde se apreciara. Su consagración mundial le vino en 1910 cuando apareció, junto a los Ballets Rusos, en el Palace Theatre de Londres. De entre sus aclamadas interpretaciones en obras como Giselle, El lago de los cisnes y Don Quijote, entre otros, se recuerda sobre todo su interpretación de La muerte del cisne. Lo creó Fokine exclusivamente para ella en 1905 y lo representó en innumerables ocasiones a lo largo de toda su trayectoria, marcando una referencia interpretativa hoy recordada.